¿Cuándo acaba el juego y empieza la infidelidad? Si es verdad que para casi todas las mujeres la monogamia es una ley, para muchas otras una pizca de transgresión no puede faltar. De hecho, le da vida a la relación.
Es suficiente con una mirada, una sonrisa, un saludo un poco de complicidad. En un restaurante o una cafetería de la oficina. Es un momento que cada pareja (tal y como sugieren los terapeutas y los manuales de vida en pareja) a aprendido a concederse para mantener sana y longeva la relación.
Resulta irónico que, a menudo, justo en esos espacios, se produzca el ligue. O bien, el paso que viene justo antes de la traición, el “antipasto” del adulterio, ese juego amoroso hecho de bromas, sms, e-mails, dobles sentidos, coqueteos por los que al final, el mensaje es claro para ambos: “Te gusto, me gustas ¿Salimos?”.
El que durante la hora de la comida sea preferible la compañía de un hombre abastecido de mil halagos, es un hecho que comprende toda mujer. Pero… ¿qué sucede si las cosas van “más allá”? ¿Cuándo es que te conviertes de coqueta ocasional en una infiel regular?
“Por lo general se considera que la infidelidad consiste en traspasar la regla de la monogamia. Aunque tampoco se trata de una definición exacta”, explica Gerard Leleu, sicoterapeuta y autor de la Fidelidad e infidelidaden la relación de pareja (ed. Red). “La infidelidad física implica acciones que tienen que ver con el sexo.
Incluso una mirada, cierta manera de hablar o de escuchar, si se realizan de cierto modo, pueden presentar una traición. Todo depende de las intenciones y de la clase de contrato de fidelidad implícito que existe en el interior de la pareja, casada o no.
El ligue, si se limita a besos y abrazos, puede considerarse una infidelidad superficial, así como también desear a otra persona con los ojos, cortejarlo, tomarse ciertas libertades con ésta”.
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Cuando se pasa el limite
Basta con escuchar a Piero Binello, autor de El cuernito terapéutico (Ed. Angolo Manzoni), quien se pone del lado de aquellos para quienes traicionar no sólo es divertido sino que hacen bien a la pareja.
“Puede parecer absurdo o inmoral pero, desde el momento en el que dos personas empiezan a salir, por reflejo la vida conyugal de ambos, y como por arte de magia, mejorará. Y los beneficiados serán principalmente sus compañeros traicionados”, afirma Binello.
“Lo importante es que no se turben los equilibrios existentes, sino que todo sea asimilado exclusivamente como el encuentro de dos personas conscientes, capaces de compensar parte de las carencias, sexuales o afectivas, que la rutina de la vida en pareja ha creado con el tiempo”.
El juego de la seducción
El único y verdadero riesgo, advierten los expertos, es que como todo aquello que nos hace sentir bien, incluso ligar, al final crea dependencia.
Una especie de adicción que, a lo largo plazo revela su límite: aquél que esconde una insatisfacción de base respecto a nuestra pareja, marido o novio.
Y va más allá.
“Muchas lo hacen por una necesidad innata de seducir, que tiene sus raíces en la carencia de autoestima y seguridad en sí mismas”, observa Simonelli.
Cada decisión que tomamos cuando formamos parte de una pareja tiene consecuencias para los dos. La infidelidad light, ¿receta milagrosa para el amor eterno o pretexto para dar rienda suelta a una personalidad infiel?
Tú tienes la capacidad de decidir hasta dónde llegar sin sentir que traicionas a tu pareja, pero también hay que ser consciente de que él puede percibir tu comportamiento de un modo completamente diferente. No está de más tener una charla acerca de cuáles son las reglas de oro en su relación.
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